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  • Carlos Collantes Díez

PRESENCIA AL SERVICIO DEL REINO

23 Julio 2016 1236

Desde Cali (Colombia) nos escribe el P. Iñaki Larrea, donde ya trabajó en la parroquia de San Francisco Javier, entre los años 1993-2000. Tras un periodo de animación misionera entre nosotros volvió de nuevo a Colombia en 2007, en donde continúa realizando su servicio misionero.

 

Quiero compartir con vosotros nuestro caminar en estos 31 años de presencia misionera en la ciudad de Cali, concretamente en el distrito de Aguablanca en la parroquia San Francisco Javier.

Esta comunidad fue confiada a los Misioneros Javerianos en 1984 cuando Monseñor Pedro Rubiano entregó a los PP. José Jiménez e Iván Marchesín la encomienda pastoral de esta parroquia, y desde entonces con aciertos, errores y limitaciones hemos ido construyendo el Reino de Dios en medio de este pueblo de Aguablanca-Cali.

Mirando al pasado damos gracias a Dios por el esfuerzo que tantos laicos y laicas han hecho para el bien de nuestra comunidad. Lo mismo que las religiosas de las Terciarias Capuchinas y de San José de Gerona que han caminado con nosotros y nos siguen acompañando.

Ilusiones y esperanzas

Al comienzo de nuestra presencia intentamos dar respuesta a las numerosas necesidades materiales y humanas de nuestra gente. Nos implicamos en la construcción de escuelas, de la parroquia, de un puesto de salud. Pero pronto nos dimos cuenta de otras prioridades como la formación de los laicos, la creación de pequeñas comunidades, así como de los desafíos que teníamos delante provocados por los graves problemas de nuestra sociedad; y desde la comunidad y la parroquia proyectamos también nuestro ser y hacer como católicos que caminaban en Aguablanca. A partir de esta toma de conciencia y en comunión con el arciprestazgo nos lanzamos a trabajar en la pastoral familiar, la pastoral afro, la formación de la mujer, en el trabajo con niños y jóvenes de alto riesgo, en la economía solidaria y en pequeñas cooperativas. Fueron años de ilusión y esperanza en medio de tanto sufrimiento de la gente, y así surgieron las pequeñas comunidades que eran la razón de nuestra evangelización y sobre todo el anuncio explícito de la persona de Jesús para que las personas se encuentren con Él y lo anuncien.

En el año 2009 celebramos una misión especial en toda la diócesis, y también en nuestra parroquia. Fue, sin duda, un momento importante que nos permitió descubrir donde estábamos y cuáles eran los retos que teníamos delante. Gracias a esta misión parroquial, aumentaron las comunidades que con el pasar del tiempo y de los años se habían reducido, pudimos visitar a las familias de toda la parroquia y dimos un nuevo impulso a la formación y a los jóvenes.

Prioridades

Este año, dentro del proceso que se está desarrollando en la Archidiócesis de Cali, con motivo del itinerario de la misión continental, nuestra prioridad es vivir la misión con grupos muy específicos: familia, jóvenes, víctimas de la violencia, constructores de paz.

Hemos escogido como prioridad trabajar en la pastoral familiar, partiendo de las propias familias que se acercan a la parroquia, por algún motivo específico: pastoral pre-matrimonial, familias que se preparan con sus hijos para celebrar alguno de los sacramentos; de esta manera hemos constituido, con algunas parejas, la pastoral familiar que acompaña todo el proceso familiar en los diferentes ámbitos de la familia.

Otra prioridad nuestra es acompañar a las víctimas de la violencia. Situaciones difíciles y delicadas donde la violencia es el pan nuestro de cada día, las balas y las armas no perdonan a nadie; jóvenes, niños, adultos son las victimas que caen en medio del asfalto. Nuestra presencia es acompañar a las familias, ya sea en el momento del funeral, o unos días después, hacemos un gesto por la vida y en contra de la violencia con la comunidad y con la familia en el lugar donde cayó la víctima. Durante el 2014, ha habido en nuestra parroquia cerca de 30 asesinatos.

Como Javerianos este año estamos celebrando los 40 años de presencia en Colombia desde que el 7 de febrero de 1975 llegaron a Buenaventura los padres Flavio Veronesi, José Jiménez, y Elio Cosma. Dentro de las orientaciones del último capítulo general los Javerianos en Colombia hemos vuelto a reafirmar las tres líneas de acción de nuestra presencia: la animación misionera y vocacional, la formación de los futuros misioneros y la pastoral parroquial.

Es lo que estamos ofreciendo a nuestra iglesia de Cali, trabajar en la animación misionera y vocacional para que las Iglesias locales se abran a la dimensión misionera universal, tal y como nos invita el Papa Francisco

P. Iñaki Larrea sx

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