• Carlos Collantes Díez

ENCUENTRO Y DIÁLOGO

15 May 2017 1322

Dios es un Dios “saliendo” por amor, saliendo a nuestro encuentro. La misión es como el abrazo de Dios a la humanidad, al universo, abrazo que comienza en la creación.

Desde el principio de su pontificado, el Papa Francisco viene insistiendo en la necesidad de una cultura del encuentro y del diálogo. En la encarnación de Jesús Dios nos sale al encuentro de manera singular y única, la navidad nos lo recuerda. El evangelio está lleno de encuentros sanadores, liberadores, reconciliadores, luminosos. Diálogos con la samaritana, con Nicodemo, con la mujer sirofenicia, con Zaqueo, con tantos otros… Ojalá nuestra Iglesia, nuestras comunidades cristianas y nosotros mismos seamos personas de encuentro y de diálogo. Dejémonos encontrar por Jesús, misionero del Padre y abrazo de Dios a la humanidad.

Encontramos en las palabras del Papa Francisco otras insistencias significativas relacionadas con la misericordia, la compasión, la ternura. La misión ad gentes es como una inmensa obra de misericordia espiritual y material, misericordia concebida como un servicio materno.

Si “Dios se implica con ternura en la realidad humana”, la Iglesia en su misión necesariamente debe recorrer el mismo camino y estar impregnada del mismo estilo, porque la misión “significa llevar el mensaje de la ternura y de la compasión de Dios a toda la familia humana”.

“La manifestación más alta y consumada de la misericordia se encuentra en el Verbo encarnado…”. Jesús lugar de encuentro y de diálogo entre Dios y nosotros, entre pueblos y culturas. Navidad, encuentro y diálogo; ternura y misericordia, las de un Dios que se abaja para compartir nuestra condición.

Al igual que la navidad, la misión significa atravesar fronteras. Aunque puedan ser y son lugares que separan y enfrentan, las fronteras pueden convertirse y ser lugares de mestizaje y enriquecimiento, donde la convivencia se hace más fecunda y todos nos enriquecemos; lugares de intercambio y comunión, y donde las variadas y diversas experiencias de las gentes que las habitan dan a la vida otros colores, sabores y belleza.

Los misioneros atravesamos fronteras, como opción y estilo de vida: para hacer entrar en nuestra propia vida a los que son diferentes y para que nosotros formemos parte de la suya, ya que Dios forma parte de la vida de todos y, en Jesús, atraviesa la frontera de nuestra fragilidad.

Este número lo hemos concebido con especial cariño, con un sentimiento agradecido de nostalgia y de esperanza para conmemorar los 500 números que ya llevamos publicados. Es la pequeña historia de nuestro boletín que siempre ha querido ser un puente entre culturas, países, iglesias, que nos ha permitido atravesar fronteras, como la misión, como la Iglesia, como Dios en navidad y siempre. Hemos querido acercarnos a otros pueblos y culturas, hacerlos presentes en nuestra sociedad mediante el testimonio de tantos hermanos nuestros.

P. Carlos Collantes sx

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