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  • Carlos Collantes Díez

DE VUELTA AL CHAD

12 Julio 2016 1178

Nuestro compañero Antxon que, durante 10 años ha colaborado fielmente con nuestra revista preparando puntualmente la página “Taller de vida”, vuelve a la misión tan deseada, vuelve al Chad.

- Antxon, has pasado 10 años en España trabajando en la Animación Misionera y Vocacional, en distintas zonas, ahora en el sur y antes en el centro, ¿puedes compartir con nosotros tu experiencia, cómo ves la animación misionera en nuestras diócesis?

Lo primero que me surge cuando oigo hablar de animación misionera es GRACIAS. Primero porque viajando con motivo de la animación misionera he podido conocer a personas de gran calidad humana. Suele coincidir que las personas interesadas en la misión son personas abiertas, de amplios horizontes y grandes búsquedas. Segundo porque los misioneros de los distintos institutos presentes en España trabajamos de forma coordinada desde el SCAM (Servicio Conjunto de Animación Misionera), lo que no es solamente una plataforma para las actividades sino un ámbito donde alimentar una espiritualidad de comunión. Y tercero porque en España a la buena imagen de los misioneros se suma el buen hacer de tantas Delegaciones de Misiones que difunden materiales, convocan campañas misioneras y alientan el entusiasmo misionero con rigor y constancia. Ojalá todo este esfuerzo se vea también recompensado por frutos en el campo vocacional, ya que en este aspecto a nivel de cifras el panorama es bastante desolador.

- Ahora vuelves contento al Chad donde ya pasaste unos años, ¿en qué tareas o ámbitos los javerianos estamos más implicados en la diócesis de Pala, donde trabajamos desde hace 32 años?

Como javerianos estamos muy implicados en las prioridades pastorales de la Diócesis de Pala, una de las cuales es la Palabra de Dios, con todo lo que implica de traducciones, inculturación, catecumenado, formación y sobre todo de su primer anuncio a quienes aún no la conocen. Solo el 15% de la población aproximadamente es cristiana. Otra prioridad, esta ya para las comunidades cristianas, es el gran reto de la autosuficiencia económica y en personal. Y más precisamente yo ahora he sido destinado a la comunidad de Bongor, que es una ciudad con una fuerte presencia de musulmanes y por tanto se hace necesario el diálogo interreligioso y además el generar esperanza entre la abundante población juvenil. En concreto mi trabajo será dirigir la radio diocesana, que tiene su sede en Bongor.

- ¿Qué retos o desafíos piensas que vas a encontrar?

Ante todo el de ver cómo ha cambiado Chad, espero que a mejor: hace 10 años que salí de aquel país y sin duda un primer desafío personal será el asimilar todos los cambios y no vivir anclado en lo experimentado tantos años atrás. Otro gran desafío como decía es el de generar esperanza en los jóvenes desde la autenticidad y desde la Buena Noticia vivida en comunidad. Y otro desafío, para el que en este momento no me siento muy preparado, es el del mundo de la radio: mi anterior misión se desarrolló fundamentalmente en el mundo rural, recorriendo pueblos y en contacto con las personas en sus ambientes habituales. Ahora voy a estar en ciudad y en un microcosmos de tecnología e información inusual en Chad muy distinto a lo que conozco.

- ¿Qué dirías a esos jóvenes que buscan un compromiso serio con la misión… que quisieran comprometerse más?

Algo que asusta en nuestra vida como misioneros es todo lo que dejamos, todo lo que va quedando atrás. Justo ahora estoy en el peor momento que es el de las despedidas, dejar lo ya conocido y salir hacia otro lugar... Pero si lo hacemos desde nuestra vocación se va a hacer presente la fuerza de Dios que va a transformar ese desgarro en una enorme libertad interior y al final no solo no perdemos, sino que ganamos cien veces más ¿Acaso no os lo creéis? Haced la prueba. Lo que sin duda sí es tiempo perdido es dejar escapar ocasiones, dejar pasar la vida sin tomar decisiones... Y además, por el momento histórico que nos toca vivir, necesitamos personas que tiendan puentes, que acerquen pueblos, que sean mensajeros de paz en un mundo que se interrelaciona cada vez más pero no siempre desde el conocimiento y el respeto mutuo.

Damos gracias a Antxon por el precioso servicio de animación misionera realizado entre nosotros, por su disponibilidad y lucidez, y le acompañamos con nuestra oración fraterna en su nueva misión nada fácil, pero muy necesaria en nuestro mundo cada vez más interconectado. Que las ondas de la radio transmitan esperanza, paz y la Palabra de Dios. 

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