Los corazones unidos crean la paz: Ribat el-Salam

Jean Pierre Schumacher, el último superviviente de Tibhirine escribe en su libro “l’esprit de Tibihirine”: “No me puedo imaginar que el Señor no sea el artesano de esta alegre circunstancia, que iba a contribuir al desarrollo pleno de encuentros del Ribat el-Salam, creados en la primavera de 1979 por el padre Christian de Chergé y el Padre Blanco Claude Rault, dos veces al año, a partir de octubre 1980, místicos musulmanes de Médéa pertenecientes a la cofradía Alawiya de Mostaganem vendrían a compartir con nosotros un tiempo de oración al monasterio de Tibhirine, lo que constituiría una experiencia espiritual modesta pero inédita, portadora de grandes esperanzas para el diálogo islamo-cristiano”.

Ya sea Soufian Al Kadaoui como yo, nos hemos encontrado con estas páginas y hemos sentido una llamada muy fuerte a vivir lo mismo, a desarrollarlo y a tratar de ponerlo en marcha en Marruecos. Como “diocidencia”, nuestros encuentros entre la Cofradía Alawiya de Tetuán y los Misioneros Javerianos, se han ido multiplicado a través de momentos de oración, de búsqueda de Dios, de amistad y apoyo. Este caminar ha venido a ser coronado con la presencia de Mons. Claude Rault, obispo emérito del Sahara argelino (Diócesis de Laghouat-Ghardaia) y actualmente miembro del Servicio Nacional por el Encuentro con los Musulmanes de la Conferencia Episcopal de Francia, que se encontraba en Tetuán para una sesión sobre el evangelio de Marcos a las novicias de la hermanitas de Jesús.

Ha sido un encuentro deseado que nos ha permitido escucharle:

• Cada uno de nosotros debe ser lo que es, ya sea musulmán o cristiano
• La experiencia que el otro lleva de Dios me ayuda a crecer a mí en mi fe
• Nuestra unidad reside en la búsqueda de Dios a través de nuestras diversas prácticas de fe
• No es una amalgama, se trata de identificarse plenamente con su fe y dejarse tocar por la experiencia espiritual que le otro vive
• Hay momentos de oración musulmana a la que los cristianos asisten con su simple presencia y momentos de oración cristiana a la que los musulmanes asisten con su simple presencia

En fin, se trata de ver como Dios ha permitido la diferencia y como nos sostenemos mutuamente para que cada uno sea más lo que es, pero con la ayuda de la presencia del otro.

Decía Asma al final de este encuentro: lo más importante es buscar lo que nos une y no mirar a lo que nos hace diferentes, cuando nuestros corazones se unen se produce la paz. Y así es, el Ribat es la unión de corazones, y esto produce la Paz, fomenta la Paz y da sentido a nuestro caminar.

Rolando Ruiz Durán sx