Los Misioneros Javerianos llegaron a Mozambique en 1992 en respuesta a la petición de los obispos que buscaban ayuda para este país devastado por la guerra.
Los Javerianos entran gradualmente en la realidad local, familiarizándose con la lengua, la cultura y las religiones locales, según su carisma propio.
Trabajan a la creación de nuevas comunidades cristianas, a la formación de los lideres locales, de los jóvenes, etc., de manera a que, estas nuevas comunidades, sean ellas mismas, testigos y misioneras en su entorno.