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  • Giorgio BERNARDELLI

MÁRTIRES DEFENSORES DEL MEDIO AMBIENTE

16 Agosto 2016 3397

ASESINADOS POR DEFENDER LA CREACIÓN*

Un año después de la publicación de la encíclica LAUDATO SI’ son muchos los líderes ambientalistas que, en diferentes rincones de mundo, han sido asesinados. Y muchos siguen luchando por un mundo más justo.

La fotografía que durante el primer Encuentro de los movimientos populares en el Vaticano la retrata al lado del Papa Francisco, con el poncho de los indios lencha, se ha convertido ya en todo un símbolo. El 28 de octubre de 2014 estaba también la hondureña Berta Cáceres escuchando las palabras de Bergoglio sobre las “tres T” -tierra, techo, trabajo- como derechos irrenunciables de los pobres. Después, el 18 de junio de 2015, ha sido publicada la encíclica Laudato Si’; y también en este texto, el primero dedicado íntegramente por un Papa a la Creación como “casa común” que hay que defender, Berta Cáceres había encontrado palabras claras para el compromiso de los pueblos indígenas en defensa de sus territorios que la sed de materias primas de la economía global está destruyendo.

Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan, escribe el Papa Francisco en el nº 146 de la encíclica refiriéndose a los indios. Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura.

Berta no podía dejar de leer en estas palabras su historia; aquella lucha que, durante años, llevó adelante contra la presa de Aqua Zarca, una mega instalación eléctrica apoyada por China y por la Banca Mundial que habría supuesto para centenares de indios la pérdida de toda posibilidad de disfrutar de los manantiales de agua. Batalla finalmente vencida, con el abandono del proyecto por parte de los partenaires (financiadores) internacionales. En 2015 le habían concedido el Goldman Environmental Prize, el más prestigioso reconocimiento ambientalista. Con todo, ni las palabras del Papa ni el premio internacional la salvaron de los escuadrones de la muerte que el 3 de marzo de 2016 entraron en su casa y la mataron. Al igual que sucedió con tantas otras personas, en Honduras y en otras partes del mundo.

Berta Cáceres es la figura más conocida de los mártires de Laudato Si’; aquellos que durante este año transcurrido desde la publicación de la encíclica, han muerto por la defensa de la alianza entre el hombre, la justicia entre los pueblos y la Creación que el documento del Papa Francisco invoca con fuerza. Y ya que las presiones de que habla la encíclica no sólo tienen el rostro de promesas o chantajes de todo tipo; cuando todo esto no basta, en el mundo de hoy se sigue matando en nombre de las materias primas o de la energía económica; y en muchas más situaciones de las que, a primera vista, se pudiera pensar.

Los datos estadísticos más recientes suministrados por la ONG Global Witness, revelan que entre 2002 y 2014 ha habido en el mundo dos muertes semanales de este tipo. Un dato que tiende dramáticamente a crecer y que en el bienio 2015-2016 no ha disminuido. Y es por ello que, dejando a un lado la retórica de los aniversarios, intentamos resumir los doce meses transcurridos desde la publicación de Laudato Si’ recordando al menos algunos nombres de estas víctimas de las que las crónicas internacionales se han hecho eco. Porque si los poderosos del mundo, en un sinfín de convenios, expresan de palabra su aceptación de los principios presentados por Papa Francisco en su documento, estragos y daños cometidos contra el hombre y la naturaleza continúan de un lado al otro de la Tierra en nombre del simple beneficio económico.

Tan sólo unos dos meses después de la publicación de la encíclica, el 25 de agosto, en Brasil era asesinado Raimundo dos Santos Rodrigues. En Vale do Pindaré, Estado de Maranhão, Raimundo era miembro del Conselho Consultivo da Reserva biológica do Gurupi que lucha contra la deforestación ilegal en un área protegida. Más de una vez le habían amenazado por esta su actividad y en noviembre de 2014 había denunciado las amenazas. A pesar de ellos fue asesinado en su casa de Bom Jardim.

Pocos días después, el día 1ro de septiembre, por voluntad de Papa Francisco se hacía oficial también para los católicos la Jornada de la Creación, en comunión con los hermanos de las Iglesias ortodoxas. Pues bien, precisamente ese día otro líder local era asesinado en Filipinas por su compromiso al lado de las poblaciones indígenas en defensas de sus tierras. Siempre en Filipinas y por la misma razón, en octubre de 2011 había sido asesinado el misionero italiano del PIME, el P. Fausto Tentorio.

En una aldea de la provincia de Surigao del Sur, en la isla de Mindanao, Emerico Samarca era el director de la Alternative Learning Center for Agricultural and Livelihood Development (Alcadev), una escuela que, partiendo de la relación con la tierra, intentaba que las comunidades tribales locales echaran raíces en las aldeas de la selva. Un grupo de paramilitares se lo llevaron junto con dos personas más de la aldea. Los tres fueron encontrados degollados y la hacienda del Alcadev, completamente quemada.

Siempre en Mindanao, en Filipinas, el 27 de enero ha sido eliminada otra activista indígena: Teresita Navacilla. La mujer era una de las promotoras del moviendo local que se oponía a la realización de la mina de King-king, en el distrito de Pantukan, en la Compostela Valley. Se encuentra en esa zona el que está considerado el segundo yacimiento más grande de oro y de cobre del país, sobre el que dos empresas –la Nationwide Development Corporation y la St. Augustine Gold and Copper Limied- han obtenido, por parte de las autoridades locales, los derechos de extracción. El proyecto prevé la creación de una mina a cielo abierto, eliminando a las poblaciones tribales locales. Y para doblegar su oposición un sicario disparó a Teresita Navacilla. Moriría tres días después en hospital.

Marzo de 2016: mes terrible para los activistas ambientales en el mundo. A la muerte de Berta Cáceres, le ha seguido, seguimos en Honduras, el asesinato de Nelson García, también él miembro del Consejo cívico de las organizaciones populares e indígenas (Copinh), el mismo organismo al que pertenecía Berta Cáceres. Unos asesinos le han disparado en la cara en Río Chiquito, donde la misma mañana una protección de unas 150 personas organizada por el Copinh había sido desalojada por las autoridades públicas de uno de los terrenos en litigio. De esta forma, Honduras se sitúa a la cabeza como trágico país de estas muertes: según la ONG Global Witness han sido 101 los activistas ambientalistas matados en este país entre 2010 y 2014.

Sin salirnos de Centroamérica, en la vecina Guatemala, al día siguiente le ha tocado al conocido ambientalista local Walter Méndez Barrios. Le han disparado el 16 de marzo fuera de su casa en Las Cruces, en el departamento de Petén. Comprometido durante toda su vida en la defensa de los recursos naturales de la Reserva de la Biósfera Maya, unas semanas antes de su muerte se había opuesto decididamente contra la presa de Boca del Río y, sobre todo, había denunciado el impacto ambiental devastador de la producción del aceite de palma en Guatemala cuya expansión está causando la destrucción de la foresta pluvial del Petén.

El 21 de marzo le tocó a uno de los países más martirizados de África, la República Democrática del Congo, con la muerte de un sacerdote, el padre Vincent Machozi, religioso de los Agustinos de la Asunción. Su historia es emblemática y reveladora de la relación inseparable entre la defensa de los pueblos indígenas y los problemas ambientales, tal y como señala la encíclica Laudato Sí. Padre Vincent denunciaba las atrocidades padecidas por la población nande en ese cruce depravado de políticos corruptos, milicias e intereses por la explotación de los recursos naturales (en particular del coltan, utilizado para la industria tecnológica y bélica) que alimenta el conflicto en la República Democrática del Congo. A su vuelta al país en 2012, tras unos años pasados en los Estados Unidos, el padre Machozi había recibido numerosas amenazas de muerte siendo plenamente consciente de haberse convertido en un objetivo. Unos testigos han referido que, antes de morir, le habría dicho al que le disparara: «¿Por qué matas?»

Y para concluir un marzo sangriento de este 2016, el día 22 ha sido asesinada en Sudáfrica, Sikhosiphi Rhadebe, presidenta del Amadiba Crisis Commitee, un grupo fundado en 2007 para la defensa de los derechos de la comunidad Xolobeni. Rhadebe estaba en primera línea contra la creación de una mina de titanio a cielo abierto por parte de una sociedad local controlada por la Mineral Commodities australiana. Era un proyecto que expulsaba de sus tierras a las comunidades locales, poniendo en riesgo su supervivencia.

En esta lista no podemos olvidar una muerte ocurrida en 2012 pero dada a conocer en abril, en Camboya. Es la historia del ambientalista Chut Wutty, asesinado por sus denuncias de la tala ilegal de la floresta de los Montes Cardamoni, en el suroeste del país. Su actualidad radica en el hecho de que una directora de cine inglesa, Fran Lambrick, ha realizado un documental sobre su vida aunque después las autoridades de Phom Penh han prohibido la proyección en el país. El clamor que ha producido ha hecho recordar también a dos guardias forestales, (Sieng Darong y SabYoh, asesinados en noviembre de 2015 en la floresta de Preah Vihear, supuestamente por las compañías que talaban ilegalmente la madera) y a cuatro ambientalistas camboyanos encarcelados por su oposición a la construcción de una presa hidroeléctrica y de una cantera de arena.

Por último, por sus actividades en contra de las deforestaciones ilegales, desde el pasado noviembre se encuentra en la cárcel Ildefonso Zamora Baldomero, lider de la comunidad indígena Tlahuica de San Juan Atzingo, una localidad a unos ochenta kilómetros al suroeste de Ciudad de Méjico. Oficialmente está acusado de robo, pero Amnesty International tiene muchas dudas sobre las declaraciones de los acusadores. Por su actividad en contra de las deforestaciones ilegales, Ildefonso ya ha perdido a un hijo, Aldo, asesinado en una emboscada en 2007.

Tantos nombres, tantas historias, tantos lugares. Y son tan solo la punta del iceberg. Cuando estos activistas no están vinculados a grandes grupos internacionales, su muerte termina siendo relegada o reducida a unas pocas líneas de crónicas locales y es imposible remontarse a ellas. La verdad es que Laudato Si’, en el mundo actual no es en absoluto una palabra ‘acaramelada’, sino el grito de tantos mártires. Darse cuenta de ello es el primer paso para salirnos de la “globalización de la indiferencia”, tantas veces denunciada por Papa Francisco.

* Escrito por Giorgio BERNARDELLI y publicado por la revista MONDO E MISSIONE (del Instituto misionero italiano PIME) en junio-julio 2016

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