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3.- Jesús acoge a los últimos

12 May 2016
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Carlos Collantes Díez, misionero javeriano

Lc. 2, 1ss

“Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.

Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno. Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.”

Jn.12,47: “...porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.”

Lc.15,1: “Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo esta parábola: ¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa convoca a los amigos y vecinos, y les dice: "Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido." Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión”

Lc 7,36ss

Al contemplar el misterio de la Navidad descubrimos las preferencias y las opciones del Dios de Jesús:

º Nace fuera de su tierra, es extranjero.
º No tiene casa donde nacer.
º Los primeros que le visitan son los pastores.
º Tiene que huir, porque es perseguido.

El Dios que viene a salvarnos a todos lo hace en la sencillez / humildad de un niño indefenso, sin poder y que va a vivir en un pueblo conquistado y reducido a provincia romana; es un Dios que se sitúa en el lugar de los últimos de nuestra tierra. Lo contrario de esa imagen de una religión institucionalizada o aliada con el poder, incluso justificadora de una sociedad injusta. Para que los últimos no sean olvidados, para salvarnos a TODOS, el Dios Padre misericordioso envía a su Hijo a “acampar” entre los últimos. Puedes leer y contemplar Lc. 2,1-20 y Mt 2,1-23.

Para Jesús los últimos están caracterizados por una doble línea:

 los últimos son los pecadores, los publicanos, las prostitutas, los sencillos, los pequeños, los que ejercen profesiones despreciadas. Los últimos son las personas difamadas, las que gozan de baja reputación y estima, los ignorantes a quienes su ignorancia religiosa y su comportamiento moral les cerraba -según la convicción de los piadosos / fariseos- la puerta de acceso a la salvación. Los últimos son los despreciados de la sociedad, los que son menos que los otros y para quienes la religión oficial no era una esperanza, sino una condenación, una carga.

 Los últimos son también para Jesús los que tienen una necesidad real, los hambrientos, los sedientos, los desnudos, los forasteros, los enfermos, los encarcelados, los que lloran o están agobiados por un peso. Son los pobres que están bajo algún tipo de opresión real.

Cuando Jesús anuncia el Reino, los últimos aparecen como sus preferidos y destinatarios privilegiados de su acción, en esta acción se manifiesta con más claridad la cercanía de Dios y la proximidad de su Reino. En la Biblia, pobre no es sólo el que no tiene, sino, sobre todo, el que es victima del hecho de que otros tengan: el maltratado, el que no tiene defensa. Dios se manifiesta como el defensor de esta categoría de personas. Y el reinado de Dios podemos entenderlo como “una situación humana en la cual el hombre no esta sometido a ningún otro poder que no sea el del amor, por eso es un reinado de libertad, de vida, de fraternidad, de justicia y de paz”.

Todo punto de vista es la vista de un punto, cambiando de punto se cambia también la vista que el punto determina. Existen diversos lugares sociales, lugares en donde nos situamos y cada lugar nos da una determinada imagen o visión de la realidad. No es lo mismo ver Pamplona desde su centro histórico que desde su periferia. En el centro ciertas contradicciones se nos escapan, en la periferia son más evidentes. Vivimos en un mundo en el cual los poderosos han usurpado los derechos fundamentales de los pobres: se les ha quitado el pan y la palabra, y no queremos escucharlos porque nos resultan demasiado incómodos.

Acoger a los últimos implica escuchar aquello que los pobres de hoy quieren decirnos. Son ellos nuestros maestros y doctores, quienes nos ayudan a comprender la realidad. Lo cual significa que tenemos que aprender a ver la realidad con sus ojos, y ello nos exige una cierta purificación. Si nuestra manera de mirar el mundo, tanto el de los ricos como el de los pobres cambia, cambiará también nuestra realidad. La periferia, los márgenes lanzan un reto al centro: millones llaman a la puerta y piden sobre todo una cosa: ser considerados personas. Mirar la realidad con sus ojos, purificarnos, abandonar nuestro lenguaje, nuestros prejuicios, para aprender su lenguaje, su realidad es todo un desafío para nosotros.

Hay otro aspecto que es complementario de esta acogida de Jesús: El no condena, cura y salva, perdona, hace descubrir el amor real de Dios por las personas, potencia lo que hay de positivo, las cualidades, la apertura al cambio, la oportunidad de futuro de las personas. Fíjate en las parábolas de la misericordia en Lc. 15. Es el Dios de la acogida, no de la exclusión, del racismo, de los guetos . Dios nos da la oportunidad de tener en nuestras manos las de todos, la oportunidad de vivir la fraternidad efectiva, de ser artífices de nuestra historia.

Para el Trabajo personal:

* Ponte a la escucha, en disposición interior de silencio.

* Contempla los diferentes pasajes, o quédate con uno de ellos: ¿Qué imagen de Jesús te es novedosa? ¿Cuál es el Dios que vive Jesús en su vida?

* ¿Qué significado tiene esta Palabra en mi vida? ¿Qué me dice? ¿De qué me habla?

* Rezo con el texto que brota de mi vida, y ante la manifestación de Dios, me postro, adoro.

* Trato de discernir cuál es la voluntad de Dios para mí hoy.