La escena del Evangelio de este domingo tiene lugar en una casa muy querida por Jesús, en Betania, donde unos hermanos (Lázaro, Marta y María) gozaban de su amistad. Se da un célebre diálogo entre Marta y Jesús: María se sienta a los pies de Jesús y escucha su palabra, en cambio Marta estaba totalmente absorbida por las cosas que tiene que preparar; y en esto le dice a Jesús: “Señor, ¿no se te da nada de que mi hermana me deje sola con el servicio? Dile que me eche una mano”. Y Jesús le responde, “Marta, Marta, andas preocupada e inquieta con tantas cosas: 42 sólo una es necesaria. Sí, María ha escogido la parte mejor, y ésa no se le quitará”.
En su trabajo (servicio), Marta corre el riesgo de olvidar lo más importante, es decir, la presencia del huésped (de Jesús). Y a Jesús no se le sirve, nutre y atiende de cualquier manera. Es necesario, sobre todo, que se le escuche. Al invitado (a Jesús) se le acoge como persona, con su historia, su corazón rico de sentimientos y pensamientos, de modo que pueda sentirse verdaderamente en familia (la importancia de la hospitalidad)
La respuesta que Jesús da a Marta —cuando le dice que una sola es la cosa de la que tiene necesidad— encuentra su pleno significado en referencia a la escucha de la palabra de Jesús mismo, esa palabra que ilumina y sostiene todo lo que somos y hacemos. Dejemos que Él hable a nuestro corazón.
En la casa de Marta y María, Jesús, antes que ser Señor y Maestro, es peregrino y huésped. Por lo tanto, la respuesta tiene este primer y más importante significado: «Marta, Marta, ¿por qué te afanas tanto en hacer cosas para el huésped hasta olvidar su presencia? Para acogerlo necesaria es una cosa sola: escucharlo, demostrarle una actitud fraterna, de modo que se dé cuenta de que se está en familia.
La hospitalidad, es una de las obras de misericordia, una virtud que en el mundo de hoy corre el riesgo de ser descuidada. Hoy estamos absorbidos por tantos problemas —algunos de los cuales no resultan importantes— que carecemos de la capacidad de escuchar. Que sepamos escuchar a Jesús y acogerlo en nuestra vida.
José Luis Sicre: ¿Afanarse o escuchar?A menudo andamos inquietos y nerviosos con demasiadas cosas y olvidamos la importancia primaria del trato con el Señor.
José Antonio Pagola: El maestro interior. Algunos teólogos creen necesario recuperar la conciencia del «magisterio interior», tan olvidado entre los cristianos.