Skip to main content
  • Ivanildo Quaresma

ANIMAR AL CAMBIO

01 Diciembre 2022 6019

La predicación del Bautista nos anima a la conversión. «Convertíos porque está cerca el Reino de los cielos». No es cuestión de un cambio voluntarioso de conducta. Cambiaremos si trabajamos nuestro interior y conectamos con lo que nos llena de Vida. El Bautista habla de manera muy clara: «Yo os bautizo con agua», pero esto solo no basta. Hay que acoger a Alguien «más fuerte», lleno del Espíritu de Dios: «Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego». Son bastantes los «cristianos» que se han quedado en la religión del Bautista. Han sido bautizados con «agua», pero no conocen el bautismo del «Espíritu». Tal vez lo primero que necesitamos todos es dejarnos transformar por el Espíritu que cambió totalmente a Jesús. ¿Cómo vive Jesús, lleno del Espíritu de Dios, al salir del Jordán? Jesús se aleja del Bautista y comienza a vivir desde un horizonte nuevo. No hay que vivir preparándonos para el juicio inminente de Dios. Es el momento de acoger a un Dios Padre que busca hacer de la humanidad una familia más justa y fraterna. Quien no vive desde esta perspectiva no conoce todavía que es ser cristiano. Movido por esta convicción, Jesús deja el desierto y marcha a Galilea a vivir de cerca los problemas y sufrimientos de las gentes. Es ahí, en medio de la vida, donde se le tiene que sentir a Dios como «alguien bueno»: un Padre que atrae a todos a buscar juntos una vida más humana. Jesús abandona también el lenguaje amenazador del Bautista y comienza a contar parábolas que jamás se, le habían ocurrido a Juan. El mundo ha de saber lo bueno que es este Dios que busca y acoge a sus hijos perdidos, porque solo quiere salvar, no condenar. Quien no habla este lenguaje de Jesús no está anunciando su buena noticia. Jesús deja la vida austera del desierto y se dedica a hacer «gestos de bondad» que el Bautista nunca había hecho. Cura enfermos, defiende a los pobres, toca a los leprosos, acoge a su mesa a pecadores y prostitutas, abraza a niños y niñas de la calle. La gente tiene que sentir la bondad de Dios en su propia carne. Quien habla de un Dios bueno y no hace los gestos de bondad que hacia Jesús desacredita su mensaje.

COMENTARIOS

¿Te ha gustado este artículo?

compártelo