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  • Ana Romero

Navidad en Marruecos en familia

09 Enero 2023 6372

La Nochebuena de la familia este año fue diferente. Hemos tenido la oportunidad de celebrar la Navidad con la comunidad Javeriana en Marruecos

El contraste con las navidades en España es fuerte. No hay luces de fiesta, ni ajetreo de compras en la calle que es el mayor marcador de las fiestas de Navidad en occidente. Son días normales y la vida continua su rutina habitual.

Evidentemente allí no se celebra la Navidad puesto que es un país confesionalmente islámico. Hay celebraciones religiosas cristianas para los pocos los católicos que residen allí: algunos occidentales y, a veces, subsaharianos normalmente emigrantes de paso hacia Europa. Por tanto, en la Misa del gallo y Navidad no estábamos muchas personas, pero las celebraciones estaban llenas de alegría y fe, expresada con más intensidad que las celebraciones en España, más formales y rutinarias.

Más allá de la experiencia positiva de las celebraciones de Navidad la impresión general es que las actividades de la iglesia católica que realiza allí, hospitales, guarderías, centro de atención a personas en riesgo o discapacitados, centros de enseñanza de oficios o capacitación y promoción social, son bien vistos y la gente acude a ellos sin recelo.

¿Cuál es el sentido de la presencia de la iglesia. Ya que su actividad asistencial y social puede ser realizada por el estado o una ONG?

Poco a poco, a través de las explicaciones de las actividades, que religiosos y laicos que llevan allí tiempo, nos fuimos dando cuenta de que en realidad, llevan el mensaje de Jesús de la mejor manera posible: con el ejemplo.  “Por sus obras los conoceréis” Mt 7,16. Sin palabras, sin predicaciones, ni catequesis, llevan el amor de Dios a través del amor al prójimo en cada una de sus actividades: La dedicación y el tiempo empleado por los misioneros en la mejora de la vida de los hermanos más desfavorecidos habla del amor de Dios y da razón de su fe.

Recuerdo entonces que, en las distintas revisiones realizadas en los últimos años sobre el estado de la iglesia: Plan Diocesano de Evangelización y Sínodo sobre la Sinodalidad, se ha señalado que uno de los problemas que los católicos tienen en España es el de la incoherencia entre nuestro mensaje y nuestras obras. Celebramos el nacimiento del Niño Dios en un pesebre, anunciado por los ángeles a los pastores, personas pobres y marginadas, con derroche de luces, ruido y consumismo compulsivo de ricos insolidarios. Y mientras la celebración de las fiestas es aceptada por todos, creyentes y no creyentes, porque en su parte pagana son divertidas, el mensaje que Jesús nos trae queda ahogado por el ruido y la incoherencia.

Mientras, la misión en tierras marroquíes mediante su actividad en favor de los más desfavorecidos, en silencio; solo con sus obras, llevan el mensaje de Jesús, sin palabras. Cantan delicados villancicos silenciosos, de solidaridad, amor al prójimo, de apertura, cercanía, dialogo y tolerancia. Van depositando semillas y dejando que el Espíritu de Dios actúe a su tiempo.

Ana Romero

Madrid

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