Skip to main content
  • Robertus Kardi

“ LO QUE HAS ACUMULADO ¿DE QUIÉN SERÁ? ”

29 Julio 2022 437

En el Evangelio de este domingo (XVIII domingo del tiempo ordinario, C), Jesús nos recuerda que la autentica felicidad y libertad de nuestra vida no depende de los bienes materiales. La felicidad no se mide en millones de euros o en cientos de hectáreas, tampoco en número de títulos o de amigos. La alegría no viene por el camino del capricho, ni siquiera depende de algo tan bueno como el trabajo. Jesús nos pide que nos guardemos de toda clase de codicia. Porque hay muchas clases de codicia: la codicia de poder, de reconocimiento, de ser el más querido, de querer ser el mejor, de buscar continuamente el placer, de hacer muchas cosas, de pretender ser el salvador de todos.

La vida, la alegría, depende fundamentalmente del amor, y la verdadera riqueza es el amor de Dios compartido con los hermanos más necesitados, a los pobres. Dice San Juan: «Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte». Hemos de morir a toda clase de codicia para resucitar a una vida nueva. No es difícil percibir cómo la codicia está en la raíz de tantas desigualdades y sufrimientos. Construimos muros y vallas en las fronteras (tanto fronteras de nuestro corazón como fronteras territoriales) para no compartir nuestro bienestar con los que menos tienen. Jesús nos invita a ser compasivos, a construir “puentes”, a compartir los bienes materiales que tenemos con los hermanos más desfavorecidos.

La vida y la alegría dependen, sobre todo, de nuestra confianza en Dios. Ha dicho el Papa Francisco: …. ¡Pon fe, pon esperanza, pon amor!… Pon a Cristo en tu vida, pon tu confianza en él y no vas a quedar defraudado! Déjate amar por Jesús, es un amigo que no defrauda.

Esta vida feliz, que brota de la confianza en Dios, hemos de acogerla y ofrecerla, vivirla y transmitirla. Mucha gente está buscando esta vida y Dios cuenta con nosotros para mostrarla y contagiarla. Si nos la guardamos, desaparece. Si la compartimos, se multiplica.

ECOS DE LA SABANA (Ecos de la vida cotidiana de los poblados de Chad y de Camerún)

COMENTARIOS

¿Te ha gustado este artículo?

compártelo