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37.- POR LOS CAMINOS DE LA ESPERANZA

24 May 2019
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“… Y en este monte destruirá la mortaja que cubre todos los pueblos, el sudario que tapa a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre, secará las lágrimas de todos los rostros…” Isaías 25, 6-9. Dios parece un “soñador” esforzado y paciente. Los profetas son quienes mejor han vislumbrado sus sueños. Pero sólo Jesús los ha realizado. Jesús, el mejor sueño de Dios hecho realidad, sin embargo esperamos todavía el cumplimiento definitivo. Y ahí camina nuestra esperanza acunada por los sueños sosegados de Dios.

La misión tiene mucho que ver con la esperanza, y no es posible vivirla, entusiasmarse y seguir luchando sin una buena dosis de esperanza en el corazón. La resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra fe-esperanza y de la misión de la Iglesia, y sobre ello queremos reflexionar en éste y en los siguientes artículos intentando vislumbrar y acoger signos de vida y esperanza.

Caminar solidario

Dos convicciones fundamentan nuestra esperanza, la solidaridad de Jesús con todo lo humano, sobre todo con lo humano herido, maltratado, oprimido, y la fidelidad total del Padre con él, con su caminar coherente y apasionado. Hay además dos realidades fundamentales desde el comienzo de la aventura cristiana: la Palabra y la Comunidad. Desde el inicio la Comunidad naciente, fruto de la Resurrección de Jesús y del Espíritu, nos trasmite la palabra vivida, proclamada, puesta por escrito y siempre viva. Palabra anunciada, semilla fecunda habitada por el Espíritu, que irá haciendo nacer comunidades. Ambas nos han trasmitido la esperanza y lo siguen haciendo, y ambas nos invitan a la fidelidad y a la solidaridad siendo la Palabra creada por el Espíritu la que urge a las comunidades cristianas de todos los tiempos a mantenerse lúcidas, despiertas, vigilantes, activas.

La vulnerabilidad de Dios manifestada en el crucificado puede engendrar y mantener la esperanza, porque expresa el caminar solidario de Dios con nosotros, solidaridad hecha carne e historia en Jesús. El Hijo nos revela a un Dios entrañable y cercano, sobre todo con los que sufren, los humillados, los pobres. Jesús, presencia de un Dios “humanado”, comparte nuestro destino y baja a los infiernos de lo más desconcertante y escandaloso de nuestra condición humana. Es el Dios con nosotros, débil y vulnerable, que nace en la periferia como tantos pobres y en la cruz llega al máximo de su extraña solidaridad. La esperanza se comprende mejor desde la dignidad de los pobres que luchan y desde la solidaridad de quienes comparten su destino. Esperanza cristiana, caminar solidario y comunitario.

Fuego y luz

La óptica adecuada para captar la fuerza de la resurrección de Jesús es la situación de tantos crucificados –personas y pueblos- que exigen y reclaman justicia y vida. Queriendo salvar a todos, Jesús se puso al lado de los más necesitados, oprimidos, despreciados. Sólo desde la resurrección se ilumina la cruz. Sólo desde la cruz se espera, se entiende y acoge la resurrección, respuesta de la justicia divina. Y si Dios, por fidelidad y justicia, resucita a Jesús hay esperanza para todos los crucificados que pueden ver en él al hermano mayor. Esperanza cristiana significa ponerse de alguna manera al lado de los crucificados, en comunión solidaria con ellos. Y la bondad-justicia del Padre manifestada en la resurrección de Jesús -el crucificado solidario- se convierte en buena noticia para todos los crucificados. Esta es nuestra esperanza y nuestro evangelio, aunque por momentos la resignación, la pasividad, la desilusión pueden apoderarse de nuestros sentimientos.

Jesucristo es fuente y fundamento de una vida nueva, totalmente espiritual, es decir, totalmente guiada por el Espíritu, que eso significa espiritual, aunque a muchos esta palabra -espiritual- les suena a evasión, a huida, cuando significa más bien lo contrario, una inmersión más profunda en lo cotidiano, en la historia pero al estilo de Jesús y con la lógica de Dios, de ahí la solidaridad y la fidelidad. Gracias a la resurrección de Jesús la historia del mundo ha tomado una orientación nueva. “Aquel día entró el sol a buscarte con una rosa de fuego en la mano para desposarte con la luz” (León Felipe) A pesar de tanta oscuridad, nuestra humanidad ha sido desposada con la luz, en amor indisoluble, gracias a Jesús, sol que nos visita cada mañana y nos trae esa rosa apasionada de fuego: “He venido a traer fuego a la tierra…” (Lc 12, 49). La esperanza cristiana se apoya en una promesa y en una doble fidelidad: el caminar solidario de Jesús y la justicia resucitadora del Padre.

Signos preciosos

De la resurrección brota el compromiso a favor de la justicia, de la liberación, del Reino, y una invitación permanente a realizar como Jesús signos de ese Reino. La fe en la resurrección de Jesús nos empuja a sumergirnos en la corriente colectiva de la esperanza que mueve y agita la historia con el estilo de Dios. Jesús realizaba signos y el Padre hizo el más grande: resucitar a Jesús. Fue algo “necesario”. Los signos que Jesús realizaba eran un anticipo, los nuestros una consecuencia de nuestra fe para expresarla y verificarla, para hacer histórica y concreta nuestra esperanza. Los signos hacen más visible la discreta y respetuosa presencia de Dios, y más real su voluntad: “Que venga tu Reino”.

Por experiencia personal sé que el misionero siembra esperanza con su presencia. Pero, en los momentos difíciles he experimentado como son los pobres los verdaderos maestros de esperanza. Para mí lo han sido. Árboles erguidos desafiando las inclemencias de una historia injusta. Esperanza significa la certeza de la bondad de Dios y de que Dios nos quiere a pesar de… tanta oscuridad creada a golpes de injusticia. “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, ¿pero que es eso para tantos?” (Juan 6, 5-15) Andrés refleja la impotencia humana, la desproporción entre las necesidades y nuestros recursos, la pequeñez de nuestros gestos y aportaciones. Esperanza es hacer fructificar esa pequeñez e impotencia, esos dones pequeños pero preciosos. Esperanza es seguir confiando en Dios y en el hermano que solidario se acerca y comparte, seguir creyendo en la solidaridad de los pobres.

Hay signos-compromisos de alcance personal, otros de carácter colectivo. Hay abundantes signos del Reino: asociaciones de derechos humanos, Ongs, foros sociales que combaten y exorcizan los males de nuestro mundo. Lucha de David contra Goliat. Miles de personas comprometidas en diferentes frentes: soberanía alimentaría, comercio justo, abolición de la deuda externa, denuncia del comercio de armas y de las políticas armamentistas… 

Esperanza “desarmada”

He aquí un signo de esperanza. Hace varios meses en el programa “Tengo una pregunta para usted” pudimos ver como un joven bien informado fue capaz de poner en apuros al presidente del gobierno con una pregunta oportuna e incomoda sobre el negocio de la venta de armas, desveló sobre todo las contradicciones e hipocresías del gobierno de turno, e indirectamente de las políticas armamentistas de tantos gobiernos democráticos: los negocios son los negocios. ¿Y la coherencia?, ¿y la ética? ¿Acaso el compromiso en favor de la paz se realiza vendiendo armas? ¡Qué denuncia en una sola pregunta! La interpelación contenía además una dimensión de anuncio, porque una pregunta así provoca una mayor conciencia social sobre este asunto y al desnudar la opacidad de éste y otros gobiernos democráticos, invita a otros ciudadanos a sumarse a la crítica positiva, a trabajar por sociedades más desarmadas. Que los abusivos gastos militares mundiales se transformen en inversiones sociales.

Dios es un paciente soñador, lo desconcertante es que ponga sus sueños en nuestras manos, y lo consolador que Jesús ya los ha realizado con su entrega y fidelidad. Los mejores sueños han alimentado la esperanza de la humanidad. Esperanza, una invitación permanente a ponerse al lado de Dios que da y ama la vida. Una esperanza ligada al futuro y a quienes quieren cambiar las condiciones de vida de los empobrecidos. (Art 40º)

“La misión en nuestras vida”

Isaías 2, 2-5. Podemos leer este sueño del profeta en relación con esta noticia aparecida en febrero: “España no cumple con la nueva ley de comercio de armas”. Según algunas ONGs, Amnistía Internacional entre ellas, el Gobierno autorizó durante el primer semestre de 2008 la venta de material de defensa a Colombia, China, Irán, Marruecos, Pakistán e Israel, sin garantías de que no será utilizado para violaciones de derechos humanos o represión interna. Israel además ha violado en Gaza el derecho internacional humanitario. Hay quienes luchan por hacer realidad los sueños.

P. Carlos COLLANTES DÍEZ sx